Según el Prof. Giorgio Nardone el trastorno de personalidad Borderline es bastante distinto en su categorización a la de hace 25 años. Difieren en su naturaleza el trastorno Borderline juvenil, en dónde no se ha consolidado una personalidad y por ende no es aún un trastorno de personalidad, versus el trastorno borderline en la adultez, que ya sería de personalidad.

En general las personas que padecen de este trastorno son personas muy lúcidas, sensibles, que tienden a perder el control en diferentes áreas de su vida y cambian constantemente las soluciones intentadas. Les cuesta
mantenerse en la consecución se sus objetivos personales y se perciben a sí mismas carentes de recursos. En las relaciones interpersonales tienen una gran dificultad pues están en un continuo contraste consigo mismos y con los otros. Hay una gran ambivalencia emocional.

Desde la Terapia Breve Estratégica el terapeuta se convierte en esa barra estabilizadora para el paciente, en dónde se evita seguir un protocolo específico dada la mutación del trastorno, pero con la idea de producir cambios rápidos en pocas sesiones con la sintomatología predominante, para ganarse la confianza de la persona y luego así construir un equilibrio psicológico.

El terapeuta estratégico debe ser de gran carácter y carisma con este tipo de pacientes, así como ser capaz de oscilar entre una postura cálida-fría, ser protector-provocador y al mismo tiempo cercano-distante. “Con ellos se hace una terapia breve para cada síntoma”.